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jueves, 23 de junio de 2016

Amistad



Hace pocos días quedaba con mi vieja amiga del alma... Nos conocimos en el colegio... 25 años de amistad y 6 años desde que habíamos perdido el contacto, de hecho el único contacto que manteníamos era para felicitarnos el cumpleaños y las navidades, mas nunca nos habíamos olvidado la una de la otra. Esto viene al hilo de mi reflexión de hoy: la verdadera amistad, la que está basada en el amor, respeto y confianza nunca desaparece, aunque las circunstancias de la vida te alejen e incluso te separen por un tiempo más o menos largo. 


El reencuentro fue emotivo y al segundo flotaba un sentimiento de amor ininterrumpido, parecía que nos habíamos visto la semana pasada, la confianza era la misma. Era como retomar la relación de amistad exactamente donde la dejamos hacía 6 años, como si no hubiera existido ese tiempo sin saber la una de la otra. La alegría, la confianza, las ganas de hablar, de ponernos al día... Todo este conglomerado de sentimientos inocentes y puros emanaba a borbotones de nuestros corazones en formas de palabras, risas, guiños, gestos, complicidad... vamos lo que traducido era armonía y felicidad por habernos vuelto a encontrar... flotaba en el ambiente una luz poderosa de conexión, de unión... de "buen rollito" o "buena onda" que se dice...


Amig@s... estas amistades son un tesoro, pues la conexión es de alma a alma, corazones juguetones en la dicha del compartir, retozando risueños en momentos de diversión, disfrutando de la compañía mutua, de ese espacio sagrado que se crea entre dos personas que se aman, se aprecian, se respetan y confían... también ayudándose en momentos de oscuridad, ofreciendo un hombro sobre el que apoyarse y un espacio de escucha y compresión, sintiéndonos amados, apreciados y valorados... es un regalo del universo... 


Desde la última vez que estuvimos juntas hemos evolucionado, nuestras vidas han cambiado, nos han pasado muchas historias buenas, regulares y no tan buenas... sin embargo nuestra esencia es la misma, lo puedo sentir en nuestras miradas y en lo cómodas y naturales que nos sentíamos al disfrutar de nuevo de nuestra compañía, tan solo siendo nosotras mismas... mi querida amiga... conoces mis debilidades y mis virtudes, igual que yo las tuyas... no hay nada que esconder, no hay ningún tipo de interés, tan solo un aceptar y un compartir desde el corazón... gracias Mery... te quiero...

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