Hola queridos lectores, ¿cómo os va la vida? Hoy quiero reflexionar sobre
la importancia de los pequeños detalles a la hora de expresar tu amor hacia la
persona que amas. El amor es la fuerza más poderosa del universo y a la vez
puede ser la más frágil y delicada, pues su equilibrio es inestable, en este
mundo de dualidad. Es como el microcosmos de la cuántica y las fuerzas
inconmensurables del macro universo. La una sin la otra no pueden existir, son
complementarias, se necesitan entre ellas para sujetar nuestro universo, aunque
todavía no sepamos cómo se relacionan entre ellas y estemos a la espera la
teoría unificada... mas que no sepamos aun su relación no significa que no
exista.
Los pequeños
detalles a los que me refiero son como un cachorro que debemos cuidar, como una
planta que debemos que regar o como un llanto a consolar. Requieren ser
entregados con una cierta periodicidad porque si no corre el riesgo de morirse,
de apagarse, se vuelve vulnerable y finalmente se extingue... no es que
desaparezca sino que ya no tiene la fuerza necesaria para mantener la unión.
Esos pequeños gestos o hechos tienen más fuerza que las más grandes palabras,
porque a éstas se las lleva el viento si no van acompañadas de su prueba
correspondiente. Las palabras se tornan vacías si no van de la mano con esos
pequeños detalles que alegran el alma de quien los recibe y crean grandes
sentimientos. El amor necesita mantenimiento... hay que prestarle atención,
sino se marchitará. Tampoco servirán los mega regalos para compensar esa falta
de atención, es más, con ellos estás reconociéndolos. Esto no será en todos los
casos, por supuesto, pues habrá personas que lo hagan con todo su amor y como
parte real de esa demostración de amor, pues es amor no necesita ser entendido
sino demostrado.
No deben ser tampoco forzados sino espontáneos, naturales, demostrando así la autenticidad y pureza de tus sentimientos, la inocencia y entrega de tu corazón. Su grandeza radica en la sencillez que no simpleza, pues el amor es ante todo humilde, valiente y poderoso, todo a la vez. Con ellos estarás expresando que te importa la otra persona, que la quieres cuidar, mimar y proteger, y no a través de un regalo comprado, sino de tu tiempo o energía, prestando atención a lo que necesita o a lo que le ilusiona pero no como una obligación para ti, sino más bien como un sentimiento de generosidad y gratitud al amor que os procesáis de una forma libre y desinteresada. El que da demuestra generosidad y el que recibe gratitud. Ese será el alimento mutuo de vuestro amor, de ello se nutrirá, no de palabras y buenas razones sino de hechos, y al final éstos se transformarán en los mejores recuerdos de vuestra vida, tanto para el que da como para el que recibe.
En caso de no ver por ningún lado estos pequeños detalles, recuerda no
ofrecer más de lo que tú das, y no aceptar menos de lo que mereces porque al
final te agotarás inútilmente. Ante todo sé justa contigo misma, o sea, que
cada uno de y reciba lo que merezca. Si la persona con la que estás no te
obsequia con estos pequeños detalles y/o es a la vez ingrato o desagradecido
con los que tú le demuestras, piensa que no te quiere como mereces. Una vez que
seas consciente de ello, una vez te hayas dado cuenta de la realidad, es tu
responsabilidad obrar en consecuencia... En mi experiencia si no salen de una
manera natural, por mucho que se lo hagas saber o/entender, bajará la guardia
en cuanto te des la vuelta. Y luego a llorar... porque es cuando te pierden,
cuando se dan cuenta del tesoro que tenían entre las manos y se han dejado escapar
por su egoísmo. Muchas veces no apreciamos lo que tenemos al lado hasta que lo
perdemos, mas también te digo que para saber apreciar un diamante hay que ser
joyero... Y digo aun más... conviértete en tu propio joyero y apréciate como un
diamante, como te mereces, ni más ni menos... se justo contigo mismo.