Herman@s… ya ha pasado otra semana más desde que llegué. Todo ha ido
posando en su curso natural, y ya lo sentido queda integrado en mi ser.
Por ello, y sin más preámbulo, voy de lleno a escribir lo que mi alma
me dicta en estos momentos acerca de mi experiencia en solitario por
tierras niponas. Antes de viajar a Japón, varios amigos, que ya lo
habían visitado, repetían de alguna manera el mismo mensaje: te va a
encantar, la gente es muy cordial. Y eso es algo que hizo que se me
encendiera la luz de emergencia…. Mek-mek… Japón sería mi próximo
destino. Uno de los aspectos más importantes a la hora de elegir
destino, en mi caso, además de que sea una cultura muy diferente a la
mía propia, es que tenga mucho que aprender de ella, que compartir. Y
que sus moradores tengan fama, por lo menos, de ser amables y cordiales,
pues no viajo solo a ver monumentos, sino que hago una inmersión en su
forma de vivir y entender su existencia.
Antes de ir, en algún programa de la tele, y por lo que me llegaba,
pensaba que Japón era una cultura tan lejana y extraña a la mía, tan
llena de frikis que iba a alucinar. Sin embargo, en mi experiencia, el
contraste fue muchísimo mayor cuando estuve en Marruecos, hace tres
meses, estando tan cerquita de España. Al final, aun con sus
diferencias, que son muchas, Japón es capitalismo a tope, tecnológico y
ultramoderno al grado sumo, lo cual se asemeja bastante a mi propia
cultura de consumismo brutal, y poca riqueza interior (esto ya está
cambiando, al ir despertando cada vez más almitas dormidas). Cada
cultura porta aspectos únicos e irrepetibles y ya es momento de aunar
todas ellas, cada una aportando lo mejor y más positivo, en armonía y
unidad, desechando lo que no es tan integrador. En Marruecos nos ven a
los europeos como robots, pues imagínense como podrían ver a los
japoneses… como súper mega robots… tecnología sin corazón…
La idiosincrasia de cada sociedad está directamente relacionada con el
curso de su propia historia, del pasado y del karma que tiene que
trascender. Previo a mi marcha, me documenté de la historia y costumbres
del Imperio del Sol naciente… pues siempre de alguna manera, ofrece una
explicación de por qué son como son… Allí se inicia el nuevo amanacer
cada día… va un día por delante del resto del mundo, y por algo será…
hasta el momento, pues el futuro no lo sabemos. Puede suceder que
nuestro mundo empiece a girar al revés, al cambiar el eje
electromagnético, y sea América la Tierra del Sol naciente, marcando el
camino de la Nueva Humanidad Ascendida. La Kundalini de la Madre, ahora
ya reside en ella. De momento, Japón tiene la oportunidad de hacer
brillar de nuevo su luz femenina, pues el Sol ya cambió de polaridad y
ahora otorga la vida, el renacer, la construcción de lo nuevo, con
sensibilidad, sutileza, suavidad, imaginación, creatividad, intuición,
caminando hacia la completitud de ambas energías o aspectos, masculino y
femenino.
Japón lleva en su historia, siglos de luchas intestinas de poder entre
los diferentes shogunatos, los señores de la guerra, con sus samuráis y
sus códigos éticos pasados a katana. Además, esta cultura nunca bebió de
la tradición judeo-cristiana-romana… los concepto de culpa y pecado
fueron otros. Sus religiones, sintoísta y budista, les hicieron llevar
otros derroteros. También la influencia china del confusionismo, con la
sumisión y lealtad a los miembros más íntimos de la familia. Los códigos
estrictos del honor todavía marcan a la sociedad nipona. Sumisión a la
autoridad, mejor no destacar. La humildad es fundamental, pues la
ambición está muy mal vista. Veneran la naturaleza, la cual consideran
sagrada, y respetan en extremo la propiedad privada, pues consideran que
en cada objeto de la persona reside parte de su espíritu. Los robos y
la delincuencia son impensables.
Además, históricamente pareció un aislamiento brutal con el resto del
mundo desde 1641 al 1853. Fueron dos siglos en que no hubo ningún tipo
de contacto con el mundo exterior. Os podéis imaginar cómo esto marcó el
carácter de los nipones, en comparación con el resto de la humanidad.
Todavía hoy en día son en extremo cerrados a la hora de mostrar sus
sentimientos. Durante dos centurias, nada nuevo llegaba, ni ideas ni
tecnología, ni salía, claro. No hubo compartir. Y no solo el carácter,
sino la producción artística, o los gustos, que mantuvieron su
originalidad al no mezclarse o diluirse en la fusión con otras culturas.
Sin detenerme mucho más en su historia, pues son soy ninguna experta y
hay muchos libros que hablan de esto con mayor conocimiento y
profundidad, lo que quiero dejar claro es que, son como son por su
pasado, al igual que todos. Y serán lo que sean por su presente.
Su pasado, entre otros muchos aspectos, viene marcado por la concepción
filosófica del tao, o do, ese Gran espíritu universal del cual todos
formamos parte y que solo podemos alcanzarlo y fundirnos con él, al
sentirlo en el centro del pecho, nuestro corazón marcando el destino. No
existen palabras, no se puede comunicar. Esta filosofía antigua influye
mucho en el carácter de los japoneses, que aprenden el camino a base de
repetir y repetir, hasta entrar en una actuación mecánica, que libera
la mente (estado de no-mente) y la deja como en el vacío. Puerta de
entrada a la meditación y a estados místicos de comunión y/o creación.
Es un grado de perfeccionamiento tal que deja poco margen a la
improvisación o a la espontaneidad. Para ellos, el camino es la
repetición una y otra vez, así sin pensar, logran la satisfacción en la
tarea realizada, sea un arte marcial o un arreglo floral o la escritura
artística… por cierto el japonés es una de las lenguas más complejas del
mundo, con diferencia.
Continuará… jejeje… lo dejo por hoy, es mucha info… Con Amor y en servicio, Ra