Herman@s… ya estoy de vuelta al principio, a mi casa, a mi rutina,
aunque verdaderamente allá por donde viajo llevo mi hogar, como el
caracol. El sentir de mi corazón, en paz y armonía, marcan mi caminar,
siempre en casa. Quizás me refería más acertadamente a que ya estoy
posando en la rutina, tan necesaria para mí. Ni podría estar viajando
todo el tiempo, no podría vivir en rutina full time. Romperla de vez en
cuando es lo que me hace apreciar más lo que experimento, allá donde
viajo, y lo que soy y tengo en mi día a día. El orden y la organización
que preciso para poder abarcar mis tareas creativas, en un ambiente
terrenal cómodo, que no me haga ocuparme por necesidades básicas,
como dónde comer, dónde dormir, presupuestos, que visitar, etc…
En mis viajes, una de los aspectos que más destaco es entrar en
contacto con personas de todo el mundo, viajeros o locales… es un
auténtico regalo de la vida… y en este viaje lo logré… amigos, que en la
intensidad de los momentos vividos, lejos de casa, donde todo se siente
mucho más profundo al ser más vulnerable, se forjan amistades que
durarán toda la vida, pues conoces a esas personas en estado de
libertad, en pura esencia. Así, su presencia se queda anclada a la tuya y
viceversa. Corazones tocados. En el compartir que se da, en la
interconexión que se genera, te transformas a una nueva versión de ti
misma, en cada encuentro, o en cada experiencia sentida, saboreada o tocada,
acariciada con autenticidad.
Llegué hace 4 días, y estos primeros momentos son días de mucha
confusión, de emociones encontradas, aunque a la vez muy agradable… El
jet lag tan brutal, la remembranza de lo que acabas de vivir, y el
plegar las alas de nuevo hasta el próximo viaje, con la gratitud por lo
que acabas de integrar por toda la eternidad. Toca quitarse el traje de
aventurera y ponerse el hábito de la cotidianidad. Y no lo digo como
algo negativo, en mi caso. Cada persona es un mundo. Me encanta tener
como esa doble vida, por decirlo de alguna manera… Vuelvo llena, plena y
satisfecha por haberme demostrado a mí misma que puedo volar lejos,
alto, allá donde mi intuición me susurre, dueña de mi destino. En cada
atardecer repliego velas en diferentes puertos para levar anclas a la
mañana siguiente, partiendo a nuevos horizontes.
Yo elijo qué ver, qué comer, dónde dormir, la ruta a seguir… fluyendo
con mi sentir, sin límites… A veces es extenuante, mas siempre
extraordinario. Los sentidos quedan sacudidos, desperezados, la mente se
abre de una forma inaudita, y la consciencia se expande. Te sorprendes a
ti misma en multitud de ocasiones, pues en la rutina hay aspectos de ti
misma que son velados, siendo solo revelados en los desafíos. Aumenta
la calidad de vida, flexibilidad, aceptación, tolerancia, paciencia,
apreciación por todo lo que ya eres. Viajo en confianza total en que lo
que preciso se me presenta, y os puedo asegurar que no falla. Condición
"sine qua non" es existir en transparencia, sin dobleces, pero sin
idioteces... buena sí, pero tonta no. Es mi deber
cuidarme, protegerme y ser prudente, con sentido común, inocencia sí, ingenuidad ya a
estas alturas no (aunque a veces todavía me la metan doblada… jejeje…).
Me encuentro con muchas personas en mi vida diaria que me dicen que
ellas quisieran hacer lo mismo, pero que les da miedo, que no se
atreven, y que qué valiente soy, a lo cual les contesto: el alma es
valiente por naturaleza, sin miedos, pues recuerda que siempre puede
elegir… y al confiar en quién es y en su potencial, en que somos
importantes, únicos y valiosos, hij@s de Dios papi mami, nada hay que
temer… Es el juego de la dualidad y del ego mal educado que nos somete a
un estado de victimismo y falta de decidir ser el capitán del barco,
que es tu vida. Salir fuera de la zona de confort (y no hace falta irse a
la Conchinchina) es abrirse al campo de infinitas posibilidades donde
lo que te alcance estaba reservado para ti. Aceptación es la clave de
prender la llama del Amor y trascender. Lo contrario: Se paga un precio
demasiado alto por quedarte en el mismo lugar.
Aquí lo dejo por ahora, tengo mucho carrete y quisiera en varias
entradas ofreceros mis impresiones del país nipón, pues me ha
sorprendido y cautivado a parte iguales. Cultura extraordinaria, me he
sentido como en casa. Grandes contrastes y a la vez, bien encajados e
integrados en su día a día. No soy una experta en Japón, pero si os
puedo ofrecer lo que fui experimentando y observando en las tres semanas
de recorrido en solitario. No sé cuantas entregas serán, lo mismo dos
que una más. Lo iremos viendo juntos. Sea este escrito las primera
reflexión que compartamos, después de mi regreso y nuevamente,
agradeceros de corazón que seáis en mi caminar. Bendiciones radiantes,
en cosquilleantes corazones…
Con Amor y en Servicio, vuestra hermana doRAda...
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https://www.facebook.com/RaquelBlancoCoca
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