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sábado, 23 de septiembre de 2017

IMPRESIONES DE MI VIAJE A JAPÓN (1ª parte)


Herman@s… ya estoy de vuelta al principio, a mi casa, a mi rutina, aunque verdaderamente allá por donde viajo llevo mi hogar, como el caracol. El sentir de mi corazón, en paz y armonía, marcan mi caminar, siempre en casa. Quizás me refería más acertadamente a que ya estoy posando en la rutina, tan necesaria para mí. Ni podría estar viajando todo el tiempo, no podría vivir en rutina full time. Romperla de vez en cuando es lo que me hace apreciar más lo que experimento, allá donde viajo, y lo que soy y tengo en mi día a día. El orden y la organización que preciso para poder abarcar mis tareas creativas, en un ambiente terrenal cómodo, que no me haga ocuparme por necesidades básicas, como dónde comer, dónde dormir, presupuestos, que visitar, etc…
En mis viajes, una de los aspectos que más destaco es entrar en contacto con personas de todo el mundo, viajeros o locales… es un auténtico regalo de la vida… y en este viaje lo logré… amigos, que en la intensidad de los momentos vividos, lejos de casa, donde todo se siente mucho más profundo al ser más vulnerable, se forjan amistades que durarán toda la vida, pues conoces a esas personas en estado de libertad, en pura esencia. Así, su presencia se queda anclada a la tuya y viceversa. Corazones tocados. En el compartir que se da, en la interconexión que se genera, te transformas a una nueva versión de ti misma, en cada encuentro, o en cada experiencia sentida, saboreada o tocada, acariciada con autenticidad.
Llegué hace 4 días, y estos primeros momentos son días de mucha confusión, de emociones encontradas, aunque a la vez muy agradable… El jet lag tan brutal, la remembranza de lo que acabas de vivir, y el plegar las alas de nuevo hasta el próximo viaje, con la gratitud por lo que acabas de integrar por toda la eternidad. Toca quitarse el traje de aventurera y ponerse el hábito de la cotidianidad. Y no lo digo como algo negativo, en mi caso. Cada persona es un mundo. Me encanta tener como esa doble vida, por decirlo de alguna manera… Vuelvo llena, plena y satisfecha por haberme demostrado a mí misma que puedo volar lejos, alto, allá donde mi intuición me susurre, dueña de mi destino. En cada atardecer repliego velas en diferentes puertos para levar anclas a la mañana siguiente, partiendo a nuevos horizontes.
Yo elijo qué ver, qué comer, dónde dormir, la ruta a seguir… fluyendo con mi sentir, sin límites… A veces es extenuante, mas siempre extraordinario. Los sentidos quedan sacudidos, desperezados, la mente se abre de una forma inaudita, y la consciencia se expande. Te sorprendes a ti misma en multitud de ocasiones, pues en la rutina hay aspectos de ti misma que son velados, siendo solo revelados en los desafíos. Aumenta la calidad de vida, flexibilidad, aceptación, tolerancia, paciencia, apreciación por todo lo que ya eres. Viajo en confianza total en que lo que preciso se me presenta, y os puedo asegurar que no falla. Condición "sine qua non" es existir en transparencia, sin dobleces, pero sin idioteces... buena sí, pero tonta no. Es mi deber cuidarme, protegerme y ser prudente, con sentido común, inocencia sí, ingenuidad ya a estas alturas no (aunque a veces todavía me la metan doblada… jejeje…).
Me encuentro con muchas personas en mi vida diaria que me dicen que ellas quisieran hacer lo mismo, pero que les da miedo, que no se atreven, y que qué valiente soy, a lo cual les contesto: el alma es valiente por naturaleza, sin miedos, pues recuerda que siempre puede elegir… y al confiar en quién es y en su potencial, en que somos importantes, únicos y valiosos, hij@s de Dios papi mami, nada hay que temer… Es el juego de la dualidad y del ego mal educado que nos somete a un estado de victimismo y falta de decidir ser el capitán del barco, que es tu vida. Salir fuera de la zona de confort (y no hace falta irse a la Conchinchina) es abrirse al campo de infinitas posibilidades donde lo que te alcance estaba reservado para ti. Aceptación es la clave de prender la llama del Amor y trascender. Lo contrario: Se paga un precio demasiado alto por quedarte en el mismo lugar.
Aquí lo dejo por ahora, tengo mucho carrete y quisiera en varias entradas ofreceros mis impresiones del país nipón, pues me ha sorprendido y cautivado a parte iguales. Cultura extraordinaria, me he sentido como en casa. Grandes contrastes y a la vez, bien encajados e integrados en su día a día. No soy una experta en Japón, pero si os puedo ofrecer lo que fui experimentando y observando en las tres semanas de recorrido en solitario. No sé cuantas entregas serán, lo mismo dos que una más. Lo iremos viendo juntos. Sea este escrito las primera reflexión que compartamos, después de mi regreso y nuevamente, agradeceros de corazón que seáis en mi caminar. Bendiciones radiantes, en cosquilleantes corazones…

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