Buenos días amig@s! Hoy quiero compartir con vosotros unas reflexiones
acerca del amor. Y es que la mayoría de las veces confundimos amor con posesión
y apego. Hay muchos tipos de amores, que van de menos a más. Podríamos decir
que van desde el amor condicionado al apego, a la necesitad y a la posesión
hasta aquel el más grande que es la entrega incondicional del mismo.
Los seres humanos nos encontramos en diferentes niveles que no son
inamovibles, porque se trata de ir subiendo escalones hacia el amor
incondicional. Cuando quieres a alguien por interés, por necesidad, o piensas
que esa persona te pertenece porque es tu mujer o tu marido, en realidad eso no
es amor, es deseo de poseer a otro ser humano y lo único que conseguirás es
coartarle su libertad, el bien más preciado que tenemos. Poco a poco se sentirá
ahogado y asfixiado por tu amor condicionado. Es como una flor que se marchita,
como un pajarillo enjaulado que nunca podrá volar. Los celos y la desconfianza
entran en juego porque sientes inseguridad en ti mismo, porque desde pequeño te
enseñaron que el amor está condicionado a portarse bien o a hacer lo que yo
quiero que hagas, sino te retiraré mi amor. Repetirás el mismo patrón hasta que
seas consciente de ello. Lo que permites, promueves... Mas eso no es amor, es
chantaje emocional, porque el amor verdadero no puede ser condicionado. Cuando
condicionas, el amor se convierte en prisionero. Tu mano estará cerrada, no
dejando que entre nada nuevo y refrescante.
La máxima de "te amo tanto que no te necesito..." eso es amor
verdadero... no necesitar a nadie, ser auto-suficiente, porque cuando necesitas
a una persona el interés hace su aparición. El amor en mayúsculas en libre,
como el viento, fluye, se entrega y se da sin ninguna condición, y sin esperar
nada a cambio, es puro, honesto y noble. Es sinónimo de respeto, aceptación,
confianza. Y no depende de nadie más que de ti mismo. No hay medias naranjas,
somos seres completos en nosotros mismos y encontrar tu media naranja en
encontrarte a ti mismo, despertar a quién eres. Existen compañeros con los que
compartir y disfrutar parte del camino, nuestro camino, el cual es personal e intransferible.
Compañeros con los que pasaremos el resto de nuestra vida o un tiempo
determinado, hasta que unos de los dos deje de aportar y de sumar, tiempo
entonces de ser valiente y de dejar ir, porque dejar ir es mejor que retener,
soltar es potencial y apretar es limitar.
Siguiendo el hilo, quiero ahora hacer una importante distinción entre estar
enamorado y sentir amor, dos cosas diferentes. Estar enamorado es estar ciego y
no ver más allá de lo que uno no desea ver, y claro luego muchas veces te pegas
el batacazo porque cuando la química y las hormonas se relajan, es cuando te
preguntas... ¿qué hago yo con esta persona si no tenemos nada en común? Por eso
hay que ser cauto a la hora de entregar tu amor, es mejor irse conociendo poco
a poco, usando tu intelecto para que te ayude a analizar lo que está sucediendo
y no tirarte como un loco a la piscina sin comprobar si tiene agua. Aquí es
cuando razón y corazón deben estar unidos y alineados para ayudarte a discernir
si esa persona suma en tu vida, o si resta... en cuyo caso mejor poner
distancia emocional de por medio.
Una vez encontrado a esa persona afín a ti, a esa persona que excita tu
alma y que te hace entregar la mejor versión de ti mismo, ten en cuenta que el
amor aunque es la fuerza más poderosa es también la más delicada y frágil,
puesto que hay que ir regándola cada día para que no se marchite, protegiéndola,
cuidándola y siendo prudentes para no sentirnos más atraídos por conquistar el
afecto no recibido que valorar el que nos ofrece amorosamente, porque cada
persona ama como puede y sabe, no como a mí me gustaría. Debemos ser
comprensivos, en unos límites razonables, por supuesto.
De todas formas para entregar amor verdadero, primero debemos amarnos a
nosotros mismos, puesto que nunca seremos felices si dependemos del amor de los
demás. La felicidad no es algo externo, brota de nuestro interior. Solo
amándonos a nosotros mismos podremos expandir ese amor y felicidad de dentro
hacia fuera, así es como funciona el amor. Irradiaremos luz brillante y clara,
poderosa energía que todo lo transciende, seremos focos radiantes de dicha,
plenitud y unidad. Solo el que se respeta y se ama a sí mismo (no es amor
propio) recibirá respeto y amor de los demás, y de no ser así, bastará con tu
amor hacia ti mismo para sentirte bien y en paz. Confiando en el universo, él confiará
en ti. Es hora de despertar del letargo, desplegar tus alas y ponerse en camino
del auto-conocimiento. Y lo más importante, permítete ser tú mismo, con tus
luces y sombras y sin hacer daño a los demás.