Radiante y
alegre día de hoy, bendecido un nuevo AmaNacer, con todos los compañer@s del
caminar… Hoy, quisiera reflexionar junto a vosotros, acerca de un tema que nos
trae muchísimo dolor y sufrimiento hasta que logramos trascenderlo: La
aceptación. Es humano querer o desear que todo a nuestro alrededor sea como
nosotros queramos que sea, y el comprobar que la vida sigue su curso, sintiendo
que nos quedamos al margen nos cuesta aceptarlo. Pero además, compañeros, esto
no es cierto, pues nuestra vida exterior es un reflejo de nuestro mundo
interior y el Universo siempre nos manda las situaciones, personas, o desafíos
idóneos para nuestra propia evolución. Mas sucede que nuestra terquedad nos
hace querer solo lo que nos sea cómodo, y en la zona de comodidad no crece
nada, es un campo estéril. Solo fuera de la zona de confort es donde reside el campo
de INFINITAS POSIBILIDADES… y es bellísimo, pues es lo que yo decido que sea, con
plena consciencia y contando conmigo misma, y no con los demás, siendo por
tanto, independiente y soberana… Si me viene "ayuda", tened por
seguro que fue pedida al Universo de alguna manera… merecida y agradecida por
ello, la escucharé con todo mi Ser, pues podría ser una tabla de salvación… mas debo contar con lo que esté en mi mano. Ya
es tiempo de saber que merecemos toda la abundancia del Universo, y que dejar
en el camino, lo que no sea afín a nuestro corazón de amor, también es parte de
reconocer y darle su sitio a nuestro Ser… Reina de nuestra alma…
Mas
retornando al tema de hoy… Si en vez de intentar cambiar lo que está a nuestro
alrededor, afuera (y no nos conviene en ese momento), colocáramos nuestro foco
de intención, atención y fuerza de voluntad dentro de nosotros, tratando de
comprender a aquellas personas o situaciones que han provocado dolor, el
sufrimiento se esfumaría, pues es solo una falta de comprensión, y quizás
lecciones a integrar. El dolor no lo podemos evitar, pues nos está advirtiendo
de que algo necesita ser transmutado. Habrá cosas que podamos hacer porque
estén en nuestras manos, a nuestro alcance y otras, que solo podamos aceptar
que no es nuestra película, y tengamos que aprender a dejarlas ir (desapego).
Es entonces cuando nos ponemos en marcha: meditar, reflexionar, introspectar
con profundidad… Una vez tenemos claro
lo que debemos hacer, lo manifestamos a través de la decisión y la posterior ACCIÓN.
Sin excusas de que no tenemos tiempo (en realidad falta de interés), o de que
no podemos. "Si quiero, puedo" y es así, es una máxima. Con compasión,
me pongo en la piel de mi hermano del caminar, y desde sus zapatos entiendo que
no puede hacerlo de otra manera en ese momento, quizás por ignorancia o por
miedo, mas es su curso natural y debo respetarlo. No tengo derecho a cambiar a
nadie, ni a juzgar su comportamiento, ni a hacer que sea como yo quiero que
sea… Semejante atrevimiento nunca acaba como una había pensado, fuera aparte
del hecho que si yo cambio, todo cambia.
Aceptar nos
libera, pues es hacer las paces con la realidad. Siendo humildes, o sea
sintiendo que cada persona tiene su camino y su verdad que reconocer, y a la
que serle fiel. Así, acataremos el camino que cada persona elija, aun viendo
que se pudiera estar equivocado. Por eso, caminantes, llegados a este punto,
entra en juego mi poder. Yo decido si acepto o no acepto. Incluso al no
aceptar, acepto que no acepto… jejeje… Si acepto, lo abrazo (sea una persona o
una situación), haciendo borrón y cuenta nueva, y si no lo acepto, lo suelto,
lo dejo ir, y sigo mi camino. En ambos casos FLUYO, como el agua de un río, no
me quedo atrapada en el apego y victimismo. También, compañeros, comentar que
antes de llegar a esa decisión de aceptar o no, afronto el problema. No huyo,
ni escondo la cabeza, ni guerreo, sino que asumo mi responsabilidad. Con
asertividad, expongo mi Verdad, narrando hechos y mis propios sentimientos sin
emotividad, hablándolos con amor y respeto, desde la transparencia, con
humildad y serenidad, asumiendo mi efecto en la causa que sembré, pues nos
cuesta mucho reconocer que nos hemos equivocado, por el programa
"miedo" que nos inculcarnos, de no ser reconocidos ante los demás, importándonos
mas la opinión de los demás (reputación), que la mía propia (conciencia). Y
llegado el caso, incluso en la aceptación, pongo mis límites para protegerme y
cuidarme. Esto sí y esto no, así de sencillo. Elijo irme a la cama todos los días,
con alegría chispeante que mana de la Paz interior, al vivir en coherencia.
La vuelta a
la esencia de mi alma pasa por ser íntegros, es decir, aunque nadie nos vea (yo
sí me veo, no me puedo esconder de mi misma), decido vivir en la impecabilidad
(no perfección) de pensamiento, sentimiento y obra, coherente, congruente y en
línea. Cuando vivimos, existimos y somos bajo la Luz del Amor incondicional, todo
brilla a nuestro alrededor, empezando por nuestro interior. Es poderosa su
fuerza. Aceptar nos devuelve la serenidad y la Paz del espíritu, robadas por el
ego, al permitir que las emociones negativas-enfermas, como la rabia, la ira,
el rencor, la envidia, el enfado, etc… secuestraran nuestro corazón y nos
llenaran de malestar e incomodidad, de dolor y sufrimiento. Al usar nuestro
LIBRE ALBEDRÍO, nos empoderamos, decidiendo lo que es y lo que no es. Así, muy
rápidamente, volvemos a nuestro centro, no permitiendo que las circunstancias
externas nos arrastren como una hoja seca en medio de un temporal, sin ningún
control. Compañeros, perdonaros desde el corazón, aceptando que todos lo
hacemos lo mejor que sabemos en ese determinado momento, mas si es tóxico,
pongo distancia emocional, me desapego y lo dejo ir. Es liberador… Aquí lo dejo por ahora… Hasta la semana que
viene, mis amados herman@s del camino, recibid mi abrazo de Luz dorada… Gracias
por ser y estar en este camino de Unidad…
Vuestra
hermana Raquel…
https://www.instagram.com/raquel_blanco_coca/
https://www.facebook.com/RaquelBlancoCoca