Me gusta

sábado, 30 de septiembre de 2017

IMPRESIONES DE MI VIAJE A JAPÓN (2ª parte)

Herman@s… ya ha pasado otra semana más desde que llegué. Todo ha ido posando en su curso natural, y ya lo sentido queda integrado en mi ser. Por ello, y sin más preámbulo, voy de lleno a escribir lo que mi alma me dicta en estos momentos acerca de mi experiencia en solitario por tierras niponas. Antes de viajar a Japón, varios amigos, que ya lo habían visitado, repetían de alguna manera el mismo mensaje: te va a encantar, la gente es muy cordial. Y eso es algo que hizo que se me encendiera la luz de emergencia…. Mek-mek… Japón sería mi próximo destino. Uno de los aspectos más importantes a la hora de elegir destino, en mi caso, además de que sea una cultura muy diferente a la mía propia, es que tenga mucho que aprender de ella, que compartir. Y que sus moradores tengan fama, por lo menos, de ser amables y cordiales, pues no viajo solo a ver monumentos, sino que hago una inmersión en su forma de vivir y entender su existencia.
Antes de ir, en algún programa de la tele, y por lo que me llegaba, pensaba que Japón era una cultura tan lejana y extraña a la mía, tan llena de frikis que iba a alucinar. Sin embargo, en mi experiencia, el contraste fue muchísimo mayor cuando estuve en Marruecos, hace tres meses, estando tan cerquita de España. Al final, aun con sus diferencias, que son muchas, Japón es capitalismo a tope, tecnológico y ultramoderno al grado sumo, lo cual se asemeja bastante a mi propia cultura de consumismo brutal, y poca riqueza interior (esto ya está cambiando, al ir despertando cada vez más almitas dormidas). Cada cultura porta aspectos únicos e irrepetibles y ya es momento de aunar todas ellas, cada una aportando lo mejor y más positivo, en armonía y unidad, desechando lo que no es tan integrador. En Marruecos nos ven a los europeos como robots, pues imagínense como podrían ver a los japoneses… como súper mega robots… tecnología sin corazón…
La idiosincrasia de cada sociedad está directamente relacionada con el curso de su propia historia, del pasado y del karma que tiene que trascender. Previo a mi marcha, me documenté de la historia y costumbres del Imperio del Sol naciente… pues siempre de alguna manera, ofrece una explicación de por qué son como son… Allí se inicia el nuevo amanacer cada día… va un día por delante del resto del mundo, y por algo será… hasta el momento, pues el futuro no lo sabemos. Puede suceder que nuestro mundo empiece a girar al revés, al cambiar el eje electromagnético, y sea América la Tierra del Sol naciente, marcando el camino de la Nueva Humanidad Ascendida. La Kundalini de la Madre, ahora ya reside en ella. De momento, Japón tiene la oportunidad de hacer brillar de nuevo su luz femenina, pues el Sol ya cambió de polaridad y ahora otorga la vida, el renacer, la construcción de lo nuevo, con sensibilidad, sutileza, suavidad, imaginación, creatividad, intuición, caminando hacia la completitud de ambas energías o aspectos, masculino y femenino.
Japón lleva en su historia, siglos de luchas intestinas de poder entre los diferentes shogunatos, los señores de la guerra, con sus samuráis y sus códigos éticos pasados a katana. Además, esta cultura nunca bebió de la tradición judeo-cristiana-romana… los concepto de culpa y pecado fueron otros. Sus religiones, sintoísta y budista, les hicieron llevar otros derroteros. También la influencia china del confusionismo, con la sumisión y lealtad a los miembros más íntimos de la familia. Los códigos estrictos del honor todavía marcan a la sociedad nipona. Sumisión a la autoridad, mejor no destacar. La humildad es fundamental, pues la ambición está muy mal vista. Veneran la naturaleza, la cual consideran sagrada, y respetan en extremo la propiedad privada, pues consideran que en cada objeto de la persona reside parte de su espíritu. Los robos y la delincuencia son impensables.
Además, históricamente pareció un aislamiento brutal con el resto del mundo desde 1641 al 1853. Fueron dos siglos en que no hubo ningún tipo de contacto con el mundo exterior. Os podéis imaginar cómo esto marcó el carácter de los nipones, en comparación con el resto de la humanidad. Todavía hoy en día son en extremo cerrados a la hora de mostrar sus sentimientos. Durante dos centurias, nada nuevo llegaba, ni ideas ni tecnología, ni salía, claro. No hubo compartir. Y no solo el carácter, sino la producción artística, o los gustos, que mantuvieron su originalidad al no mezclarse o diluirse en la fusión con otras culturas. Sin detenerme mucho más en su historia, pues son soy ninguna experta y hay muchos libros que hablan de esto con mayor conocimiento y profundidad, lo que quiero dejar claro es que, son como son por su pasado, al igual que todos. Y serán lo que sean por su presente.
Su pasado, entre otros muchos aspectos, viene marcado por la concepción filosófica del tao, o do, ese Gran espíritu universal del cual todos formamos parte y que solo podemos alcanzarlo y fundirnos con él, al sentirlo en el centro del pecho, nuestro corazón marcando el destino. No existen palabras, no se puede comunicar. Esta filosofía antigua influye mucho en el carácter de los japoneses, que aprenden el camino a base de repetir y repetir, hasta entrar en una actuación mecánica, que libera la mente (estado de no-mente) y la deja como en el vacío. Puerta de entrada a la meditación y a estados místicos de comunión y/o creación. Es un grado de perfeccionamiento tal que deja poco margen a la improvisación o a la espontaneidad. Para ellos, el camino es la repetición una y otra vez, así sin pensar, logran la satisfacción en la tarea realizada, sea un arte marcial o un arreglo floral o la escritura artística… por cierto el japonés es una de las lenguas más complejas del mundo, con diferencia.
Continuará… jejeje… lo dejo por hoy, es mucha info… Con Amor y en servicio, Ra

No hay comentarios:

Publicar un comentario