"Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa"
Alegre y vibrante día de hoy, en el que seguiremos desgranando el sexto
principio de "El Kybalión". Poco a poco, a lo largo de estos meses hemos
ido haciéndolo y hoy toca el penúltimo. Esta Ley es, quizás, una de las
más importantes, en este mundo dual de la dimensión 3D. Como siempre
decimos, el desconocimiento de la misma no evitará que actué, por tanto
mejor conocer y entender cómo opera. Este principio habla del karma, del
dharma y de la Justicia divina, además del perdón, que para no
extenderme demasiado, escribiré sobre ello en otra reflexión aparte más
adelante. Compañer@s del caminar… fijaos que solo leer el titular ya nos
da muchísimas pistas: "La suerte o mala suerte no existen, solo es el
nombre de una Ley no conocida, pues hay muchos planos de casualidad,
pero nada escapa a la Ley." Todo y cada aspecto que nos sucede en la
vida, es la cosecha de la siembra que hicimos. Por acción u omisión todo
tiene su repercusión. Nos guste o no, es una Ley que opera
inexorablemente, aunque, a veces, el efecto tarda en llegar y no lo
relacionamos con la "mala suerte" del presente, incluso puede que venga
de otras vidas, o sea lo que llamamos KARMA, que no es más que las
deudas contraídas (lecciones pendientes de integrar) anteriormente, que
llegan para ser compensadas (integradas), nunca como castigo. No es una
venganza del Universo, sino el reflejo de nuestras acciones. La Ley del
Karma nos trae aquellas circunstancias y/o situaciones que necesitamos
para evolucionar y seguir avanzando y ascendiendo. A diferencia del
dharma, que es la "recompensa" que recibimos por nuestras acciones
realizadas desde el Amor, en esta vida o en pasadas (Justicia divina),
que en realidad es recoger el Amor que sembramos.
Por eso, la "buena suerte" es algo que la persona se ha ganado por
propio merecimiento, pues nada hay al azar, en este Universo
inteligente, armonioso y amoroso. Envidiar a los demás por su suerte es
no "ver" que, detrás hay trabajo y esfuerzo personal, sacrificio,
perseverancia y disciplina. Por eso, mejor nos ocupamos de nosotros
mismos y dejamos a los demás que continúen su camino, sin comparación
(ego), y sí con competencia y excelencia (alma). Si acaso, admiremos la
"buena suerte" de los demás, y que nos sirva de ejemplo de que se puede:
si él puede yo también. No hay más secretos. Lo que no podemos esperar
es que, sin hacer nada, nos llegue la "buena suerte" a casa. Somos
abundantes en función de nuestra capacidad de entregarnos. Y amig@s… no
solo penséis en "buena suerte" como dinero, pues esto puede ser también
una maldición (lo ideal es equilibrio entre lo terrenal y espiritual).
El balance es la clave para alcanzar la serenidad y plenitud, pues
también en lo emocional sucede igual (emociones negativas mal
gestionadas) y en lo físico (excesivo desgaste por actividad extenuante o
por el contrario, vida sedentaria). El caminito de "el medio", es el
que nos aporta estabilidad. La "buena suerte" es el resultado de la
COHERENCIA entre pensar, sentir y actuar, desde el Amor. Así nos llega
la Paz de espíritu, y alegría interna e inmensa por un trabajo bien
realizado, sanándonos y sirviendo a los herman@s, pues yo soy tú y tú
eres yo, aunque no lo veas ahora, es así. La dualidad que vivimos aquí
nos hace vernos como entes separados, incluso nosotros mismos separados
del Creador, cuando somos las criaturas creadas por él, sus hij@s, a
través del Amor.
Compañer@s… Podemos engañar a otros, pero jamás engañaremos al
Universo. Tened en cuenta que cada pensamiento, sentimiento o acción
tendrá una repercusión, pues es una causa que tendrá su efecto. Seamos
prudentes a la hora de juzgar, pues una persona "buena" en esta vida que
tenga mala suerte… quizás tenga lecciones kármicas que aprender, pues
en otra vida provocó mucho dolor, asimismo y a los demás, y en ésta ha
venido a compensar y a integrar en su alma las Leyes universales,
experimentando en sus carnes el dolor que él o ella misma produjo.
Repito, mejor no juzgamos a nadie y nos centramos en nosotros mismos
(desconocemos los detalles de su historia, y además, quien esté libre de
ego, que tire la primer piedra). Es más, tal atrevimiento viene de
súper egos desbocados que ven la paja en el ojo ajeno y nunca la vida en
el propio. Sabed que cada cosa que nos sucede es para nuestra propia
evolución y elevación, (aunque no lo veamos en ese momento), incluso un
matrimonio mal avenido, pues puede significar un "contrato kármico". Por
ejemplo: si eres maltratad@ en esta vida, te tocará aumentar tu amor
hacía ti mismo, para no volver a permitir que nada ni a nadie te
maltrate. Quizás tú maltrataste a alguien en tu vida anterior, y te toca
experimentarlo. Quizás viniste a sacrificarte para que otra persona
amada aprenda su lección a través de ti… Mas víctima o verdugo, ambos
reflejan falta de amor a uno mimo. Si eres víctima, te tocará aprender a
poner límites, y no a permitir nada que vaya en contra de ti mismo. Si
eres verdugo, tarde o temprano, te vendrán lecciones dolorosas para que
seas consciente que no tenemos el derecho de abusar de otros seres, o
quizás te sacrificaste para que tu "víctima" espabile y fue un contrato
de amor… Repito… no lo sabemos… así que mejor nos quedamos con el PARA
QUÉ de la situación que nos toca vivenciar y experimentar… y no con el
por qué.
Herman@s… Somos víctimas hasta que comprendemos que no hay víctimas ni verdugos, sino comprensión profunda de lecciones, hasta integrarlas en el alma. Podemos errar en el camino, pero por ello ni somos culpables ni inocentes, tan solo responsables. Los errores se admiten (humildad) y se corrigen (acción). Para continuar evolucionando, debemos desarmar nuestro drama personal, pues nada es real en esta 3D, solo la experiencia y el amor. Vivimos en un mundo de fantasía e ilusión, no nos tomemos la vida demasiado en serio… divirtámonos jugando en este colegio que es la vida en la Tierra. Si cambiamos de actitud y nos centramos en solucionar los retos y desafíos que se nos presentan, toda nuestra energía (intención, voluntad y atención) quedará focalizada en arreglar el problema, no el problema en sí. Si culpabilizamos a los demás por la situación en la que nos encontramos, jamás alcanzaremos la PAZ. Para ello, contamos con la herramienta divina de transmutación, por excelencia: el perdón del corazón (compasión). Desmonta al ego que no se responsabiliza de nuestra vida, pero que busca culpables fuera, y herman@s… los que más buscan culpables fuera, son los que se quedan involucionando y repitiendo curso, una y otra vez… y los tiempos que se avecinan no están para más retraso. O saltamos o nos quedamos atrás. Cuando nos empoderamos, recogemos nuestra cesión de poder, desparramada fuera de nosotros. Como un mantra: Yo decido y asumo mi compromiso y responsabilidad de que toda acción u omisión que realice de pensamiento, sentimiento u obra, volverá con sus consecuencias… pues toda causa tiene su efecto. La siembra es voluntaria, mas la cosecha obligatoria; es una Ley natural universal, y está basada en el Amor, no en el castigo… Por tanto… Nosotros elegimos que queremos plantar… ¿Amor o miedo?
Meditad, caminantes... Agarremos, por fin, las riendas de nuestra vida, seamos los soberanos y recuperemos el poder cedido… Aprovechemos esta oportunidad… Vivir es ya un milagro, excepcional y extraordinario… Alcanzaremos la gloria, cuando aprendamos a no dañar, ni a nosotros ni a los demás, todos somos 1. Entonces seremos realmente fuertes, pues el Amor es la fuerza más poderosa del Universo. Herman@s, aquí lo dejo por hoy… podría escribir un libro y no es cuestión… jejeje… Desearos una feliz semana. Seguiremos avanzando en próximas publicaciones. Es nuestro viaje interior, y lo estamos haciendo en Unidad… Gracias de corazón por ser y estar… Recibid mi abrazo de Luz dorada…
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