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miércoles, 4 de enero de 2017

Principio de Causa - Efecto



"Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa"

Alegre y vibrante día de hoy, en el que seguiremos desgranando el sexto principio de "El Kybalión". Poco a poco, a lo largo de estos meses hemos ido haciéndolo y hoy toca el penúltimo. Esta Ley es, quizás, una de las más importantes, en este mundo dual de la dimensión 3D. Como siempre decimos, el desconocimiento de la misma no evitará que actué, por tanto mejor conocer y entender cómo opera. Este principio habla del karma, del dharma y de la Justicia divina, además del perdón, que para no extenderme demasiado, escribiré sobre ello en otra reflexión aparte más adelante. Compañer@s del caminar… fijaos que solo leer el titular ya nos da muchísimas pistas: "La suerte o mala suerte no existen, solo es el nombre de una Ley no conocida, pues hay muchos planos de casualidad, pero nada escapa a la Ley." Todo y cada aspecto que nos sucede en la vida, es la cosecha de la siembra que hicimos. Por acción u omisión todo tiene su repercusión. Nos guste o no, es una Ley que opera inexorablemente, aunque, a veces, el efecto tarda en llegar y no lo relacionamos con la "mala suerte" del presente, incluso puede que venga de otras vidas, o sea lo que llamamos KARMA, que no es más que las deudas contraídas (lecciones pendientes de integrar) anteriormente, que llegan para ser compensadas (integradas), nunca como castigo. No es una venganza del Universo, sino el reflejo de nuestras acciones. La Ley del Karma nos trae aquellas circunstancias y/o situaciones que necesitamos para evolucionar y seguir avanzando y ascendiendo. A diferencia del dharma, que es la "recompensa" que recibimos por nuestras acciones realizadas desde el Amor, en esta vida o en pasadas (Justicia divina), que en realidad es recoger el Amor que sembramos.


Por eso, la "buena suerte" es algo que la persona se ha ganado por propio merecimiento, pues nada hay al azar, en este Universo inteligente, armonioso y amoroso. Envidiar a los demás por su suerte es no "ver" que, detrás hay trabajo y esfuerzo personal, sacrificio, perseverancia y disciplina. Por eso, mejor nos ocupamos de nosotros mismos y dejamos a los demás que continúen su camino, sin comparación (ego), y sí con competencia y excelencia (alma). Si acaso, admiremos la "buena suerte" de los demás, y que nos sirva de ejemplo de que se puede: si él puede yo también. No hay más secretos. Lo que no podemos esperar es que, sin hacer nada, nos llegue la "buena suerte" a casa. Somos abundantes en función de nuestra capacidad de entregarnos. Y amig@s… no solo penséis en "buena suerte" como dinero, pues esto puede ser también una maldición (lo ideal es equilibrio entre lo terrenal y espiritual). El balance es la clave para alcanzar la serenidad y plenitud, pues también en lo emocional sucede igual (emociones negativas mal gestionadas) y en lo físico (excesivo desgaste por actividad extenuante o por el contrario, vida sedentaria). El caminito de "el medio", es el que nos aporta estabilidad. La "buena suerte" es el resultado de la COHERENCIA entre pensar, sentir y actuar, desde el Amor. Así nos llega la Paz de espíritu, y alegría interna e inmensa por un trabajo bien realizado, sanándonos y sirviendo a los herman@s, pues yo soy tú y tú eres yo, aunque no lo veas ahora, es así. La dualidad que vivimos aquí nos hace vernos como entes separados, incluso nosotros mismos separados del Creador, cuando somos las criaturas creadas por él, sus hij@s, a través del Amor.


Compañer@s… Podemos engañar a otros, pero jamás engañaremos al Universo. Tened en cuenta que cada pensamiento, sentimiento o acción tendrá una repercusión, pues es una causa que tendrá su efecto. Seamos prudentes a la hora de juzgar, pues una persona "buena" en esta vida que tenga mala suerte… quizás tenga lecciones kármicas que aprender, pues en otra vida provocó mucho dolor, asimismo y a los demás, y en ésta ha venido a compensar y a integrar en su alma las Leyes universales, experimentando en sus carnes el dolor que él o ella misma produjo. Repito, mejor no juzgamos a nadie y nos centramos en nosotros mismos (desconocemos los detalles de su historia, y además, quien esté libre de ego, que tire la primer piedra). Es más, tal atrevimiento viene de súper egos desbocados que ven la paja en el ojo ajeno y nunca la vida en el propio. Sabed que cada cosa que nos sucede es para nuestra propia evolución y elevación, (aunque no lo veamos en ese momento), incluso un matrimonio mal avenido, pues puede significar un "contrato kármico". Por ejemplo: si eres maltratad@ en esta vida, te tocará aumentar tu amor hacía ti mismo, para no volver a permitir que nada ni a nadie te maltrate. Quizás tú maltrataste a alguien en tu vida anterior, y te toca experimentarlo. Quizás viniste a sacrificarte para que otra persona amada aprenda su lección a través de ti… Mas víctima o verdugo, ambos reflejan falta de amor a uno mimo. Si eres víctima, te tocará aprender a poner límites, y no a permitir nada que vaya en contra de ti mismo. Si eres verdugo, tarde o temprano, te vendrán lecciones dolorosas para que seas consciente que no tenemos el derecho de abusar de otros seres, o quizás te sacrificaste para que tu "víctima" espabile y fue un contrato de amor… Repito… no lo sabemos… así que mejor nos quedamos con el PARA QUÉ de la situación que nos toca vivenciar y experimentar… y no con el por qué.

 

Herman@s… Somos víctimas hasta que comprendemos que no hay víctimas ni verdugos, sino comprensión profunda de lecciones, hasta integrarlas en el alma. Podemos errar en el camino, pero por ello ni somos culpables ni inocentes, tan solo responsables. Los errores se admiten (humildad) y se corrigen (acción). Para continuar evolucionando, debemos desarmar nuestro drama personal, pues nada es real en esta 3D, solo la experiencia y el amor. Vivimos en un mundo de fantasía e ilusión, no nos tomemos la vida demasiado en serio… divirtámonos jugando en este colegio que es la vida en la Tierra. Si cambiamos de actitud y nos centramos en solucionar los retos y desafíos que se nos presentan, toda nuestra energía (intención, voluntad y atención) quedará focalizada en arreglar el problema, no el problema en sí. Si culpabilizamos a los demás por la situación en la que nos encontramos, jamás alcanzaremos la PAZ. Para ello, contamos con la herramienta divina de transmutación, por excelencia: el perdón del corazón (compasión). Desmonta al ego que no se responsabiliza de nuestra vida, pero que busca culpables fuera, y herman@s… los que más buscan culpables fuera, son los que se quedan involucionando y repitiendo curso, una y otra vez… y los tiempos que se avecinan no están para más retraso. O saltamos o nos quedamos atrás. Cuando nos empoderamos, recogemos nuestra cesión de poder, desparramada fuera de nosotros. Como un mantra: Yo decido y asumo mi compromiso y responsabilidad de que toda acción u omisión que realice de pensamiento, sentimiento u obra, volverá con sus consecuencias… pues toda causa tiene su efecto. La siembra es voluntaria, mas la cosecha obligatoria; es una Ley natural universal, y está basada en el Amor, no en el castigo… Por tanto… Nosotros elegimos que queremos plantar… ¿Amor o miedo?


Meditad, caminantes... Agarremos, por fin, las riendas de nuestra vida, seamos los soberanos y recuperemos el poder cedido… Aprovechemos esta oportunidad… Vivir es ya un milagro, excepcional y extraordinario… Alcanzaremos la gloria, cuando aprendamos a no dañar, ni a nosotros ni a los demás, todos somos 1. Entonces seremos realmente fuertes, pues el Amor es la fuerza más poderosa del Universo. Herman@s, aquí lo dejo por hoy… podría escribir un libro y no es cuestión… jejeje… Desearos una feliz semana. Seguiremos avanzando en próximas publicaciones. Es nuestro viaje interior, y lo estamos haciendo en Unidad… Gracias de corazón por ser y estar… Recibid mi abrazo de Luz dorada…


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