Salí del cine con la cabeza embotada y el corazón encogido.
La película realmente me había gustado, me había hecho pasar por el alma
aquellas vidas tan extraordinariamente duras y violentas que al compararla con
la mía, me había hecho sentir avergonzada de las quejas que habían salido de mi
boca tantas veces... al mismo tiempo, me llené de nostalgia por una vida más
natural, más en comunicación con nuestra Madre Tierra y con todos los
habitantes de ella, tanto del mundo mineral, como del vegetal y animal. La
película está ambientada en 1820 en los inmensos, indómitos y salvajes bosques
en el norte de USA y narra la dura vida de supervivencia de los tramperos, y la
eterna lucha entre los nativos y los recién llegados europeos que pensaban que
la tierra y todo lo que habitaba en ella les pertenecía... Quizás la trama era
lo de menos.... una historia de venganza de por medio... y ya sabemos que la represalia es una fuerza
oscura y negativa, que vibra en frecuencias densas y pesadas, pues nunca ayuda
a restaurar el daño ni a compensar el dolor sentido... además, no somos jueces
de nada ni de nadie. Tarde o temprano actúa la "justicia divina", la
que ara completamente los cimientos de tu conciencia. Pues no hay mayor dosis
de justicia que ser completamente conscientes del daño infringido.
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Hemos perdido tanta autenticidad al vivir una vida tan
artificial, nos hemos desconectado tanto de todo lo que nos rodea, que nos
hemos convertido en edulcorante en vez de la miel que una vez fuimos en
potencia. Mas en todo proceso evolutivo también hemos ganado batallas...
estamos despertando a un nivel superior de conciencia... al darnos de bruces
con la insatisfacción, la infelicidad, la desunión, la diferencia... en
definitiva la dualidad. Algo no termina de encajar en este mundo lleno de
comodidades para el ego, pero vacío para el corazón. El alma ha empezado a
despertar del letargo al que le habíamos relegado, primero por la dureza de la
supervivencia y segundo por el egoísmo que la adaptación a la supervivencia nos
trajo. Fue un efecto secundario en la lucha de poder, placer y miedo que anidó
en nuestros tiernos, mullidos y algodonosos corazones... Y aunque fue necesario
en un primer momento... luego la máquina del ego tomó el control, apoderándose
de nuestra alma, aprisionando al corazón como rehén, secuestrándonos el amor...
Y todo este complot se hizo rutina en el inconsciente colectivo quedándose
adherido a nuestra esencia, como un parasito, cruel, sádico, violento, sanguinario,
dañino, despiadado, bárbaro, atroz, brutal, implacable, ahogando nuestro
verdadera naturaleza de amor.
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Al ver la película mi naturaleza se despertó, mi sangre
empezó a hervir de excitación echando de menos terriblemente esos días
ancestrales en los que sabía vivir en medio de un bosque, de la jungla o del
desierto, en comunión con todos mis hermanos. Mi alma se resintió y lloró...
nos hemos vuelto tan "blandiblues"... y estamos causando tanto dolor
a todo lo que nos rodea que tengo que confesar que perdí la esperanza... mas la
volví a encontrar... en la confianza del amor... fuerza tan poderosa que cuanto
te riges por ella en la "impecabilidad" (esta palabra no es mía, es
de una amiga y es una genialidad) que la magia hace su aparición impregnando tu
vida y los milagros del amor empiezan a sucederse en tu vida... No tienes nada
que ocultar, ni sentimientos ni pensamientos porque actúas desde la
integridad... y empiezas a hablar de corazón a corazón, lenguaje universal, ese
que no pasa por la mente, que no juzga, que solo es... vibras en frecuencias de
onda muy livianas, muy ligeras y a la vez muy poderosas... y tu nivel
vibratorio es un imán... para los que están en tu onda.
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Queridos herman@s de vida, sin enrollarme mucho más, explicaros
que desde siempre he tenido una sensibilidad especial, solo que no era
consciente de ella. Circunstancias de la vida me empujaron a dar un salto
cuántico a la verticalidad, como un electrón saltando de una órbita a otra.
Cogí carrerilla de energía y pum!!! Salto a otro nivel... y ha sido en este
nuevo nivel desde donde estoy REaprendiendo a pensar, sentir y actuar con otra
perspectiva, con los ojos del corazón. Es tal su fuerza y poderío, tal la
confianza que brota sincera y honesta desde la profundidad de tu esencia, tal
la potencialidad que comienzas a percibir... que tu prisma de la vida se
transmuta en la mejor versión, recuperando la naturalidad perdida, pues en
nuestra propia naturaleza está el transcender la naturaleza, sin dañarla ni
perjudicarla.
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