Hola mis queridos amig@s, hoy quisiera reflexionar con vosotros acerca de
cuando la gente nos lastima y hiere con sus palabras. Las palabras son semillas
y debieran ser utilizadas para el consenso, el entendimiento, el acercamiento
de posturas encontradas, mas muchas veces nos ofusca el daño que sentimos que
nos han hecho y es entonces cuando vamos a hablar desde el reproche, recordando
el pasado y echando en cara algo que nosotros percibimos que nos hirió con la
intención de devolverle dolor por dolor, muchas veces incluso
inconscientemente.
Cuidemos las palabras que usamos pues éstas pueden ser una bendición o una
bomba de racimo. Podemos aniquilar, vapulear o sembrar de desesperanza tan solo
con palabras o elevarnos hacia lo sublime, creando belleza, sanando heridas,
palabras que acarician el alma suavemente y despiertan al corazón,
permitiéndonos fluir con calma en la adversidad, palabras de compresión,
empatía, de cariño y amor, de apoyo... su poder es inmenso. Dependiendo de cómo
hables, así construirás tu presente y futuro. No menosprecies el poder de la
palabra, porque las palabras no se las lleva el viento, una vez dichas pueden
pesar como una losa. Di lo que piensas, pensando lo que dices...
Mas a pesar de lo dicho anteriormente, procuremos no tomarnos las palabras
hirientes como algo personal, pues cuando una persona las usa para lastimarte
es en realidad una forma de expresar su sufrimiento. Detrás de cada acto de
violencia, hay una persona asustada. Si a través de la compasión somos capaces
de ver más allá de sus palabras y/o comportamiento y conectar con ese
sufrimiento encerrado desde el corazón, habremos dado un paso de gigante en
nuestra evolución, maduración y crecimiento pues nuestra verdadera naturaleza
es de amor...
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